Cuando oímos hablar de estufas de gas o catalíticas, muchas veces pensamos que se trata de lo mismo. Es cierto que las estufas catalíticas utilizan gas como combustible para calentar una estancia. Aunque no es menos cierto que este es solo un tipo de estufa y que en el mercado se pueden encontrar otras que también usan gas, pero que tienen otros sistemas para funcionar. Veamos cuáles son las diferencias y ventajas que ofrece cada sistema, partiendo de la base de que todos se pueden utilizar de una forma sencilla.
Estufas radiantes
Este tipo de estufa de gas incorpora un quemador y un panel que recoge todo el calor que produce la llama, y después lo radia hacia la habitación. Las más habituales tienen este panel hecho con cerámica, que adquiere un color rojo intenso a medida que el calor se va acumulando en él.
Lo más ventajoso de estos modelos es que tienen una vida útil muy larga. Se pueden utilizar mucho tiempo y funcionarán como el primer día.
Como ya comentamos en las diferencias entre estufas de gas y eléctricas, estas tienen que estar en lugares bien ventilados por seguridad. También es importante que no estén cerca de elementos inflamables, ya que el calor que emite es muy intenso y se podría producir un incendio.
Estufas catalíticas
Las estufas catalíticas emiten menos calor radiante, ya que en lugar de concentrarse en un panel, este tipo de modelos distribuyen la combustión por toda la superficie de la estufa, reduciendo el riesgo de quemaduras cuando alguien se acerca.
En este caso, el calor se emite por convección. Y una de sus principales ventajas frente a las estufas de gas radiantes es que tienen un consumo de gas reducido. Pueden llegar a gastar la mitad de combustible que las anteriores, por lo que son mejores en cuanto a eficiencia energética. Además algunas incorporan un termostato, que permite optimizar aún mejor la temperatura y el consumo.
Estufas de gas de llama azul
Aunque el consumo de estas es similar al de las estufas de gas convencionales, su capacidad para calentar es superior porque el gas se quema a mayor temperatura. Lo habitual es que tengas una salida de calor en la parte superior y otra en el frontal, por lo que la habitación se calienta más deprisa.
Básicamente, las estufas de gas de llama azul suponen un mayor ahorro y menos consumo que el resto de modelos, porque con la misma cantidad de gas puede calentar prácticamente el doble de superficie.
¿Cuál elegir? ¿cuál es la mejor?
A la hora de decidirse, lo importante es el lugar en el que se va a colocar la estufa. Puede que una estufa radiante sea suficiente si se va a utilizar de forma ocasional. Por otro lado, al igual que hay que tener en cuenta las medidas de seguridad en las estufas eléctricas, necesitamos extremar las precauciones cuando usamos estufas de gas, como no usarlas nunca en espacios cerrados. Por ello, no se recomienda encenderlas en un dormitorio cuando vamos a dormir, por ejemplo.